Los dueños de la bodega Picos de Cabariezo, situada en Liébana, estiman que han perdido aproximadamente una cuarta parte de la cosecha de este año debido a la constante visita de osos a sus viñedos. «No pasa una noche sin que entren y dañen nuestras parras. No solo se comen las uvas, también rompen sarmientos y hojas», explica José Antonio Parra, socio de la bodega. Según él, estos episodios se vienen repitiendo durante los últimos seis años, pero en esta ocasión los daños han sido especialmente graves en su finca La Blanca. Además, otros animales como aves y jabalíes también contribuyen al deterioro de los cultivos.

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Parra comenta que, al principio, la presencia de los osos no causaba tantos problemas, pero ahora son avistados con frecuencia en toda la comarca, incluso dentro de algunas localidades. La bodega tiene dos áreas de viñedos: La Blanca (1,5 hectáreas) y Morillas (4 hectáreas). En La Blanca, recientemente, su hermano Jaime tuvo que ahuyentar a los osos hasta tres veces en una sola noche, pese a la intervención de los guardas. Parra asegura que los osos parecen tener buena memoria, ya que regresan cada año a comienzos de agosto, justo cuando las uvas empiezan a madurar, y consumen varios kilos en cada visita.

Para encontrar soluciones a estos problemas, los viticultores han recurrido a expertos en cerramientos para proteger los viñedos. Carlos Osma, especialista en instalaciones de cerramientos para animales en Cantabria, explica: «Los osos pueden causar daños severos, pero existen sistemas de cercas eléctricas o barreras físicas diseñadas específicamente para mantenerlos fuera de los cultivos sin hacerles daño. La clave está en combinarlas con una vigilancia periódica y un mantenimiento adecuado; así se reduce de manera significativa el impacto sobre la cosecha».

A pesar de los daños, la cosecha de este año ha alcanzado un punto óptimo de maduración y los responsables de Picos de Cabariezo se muestran satisfechos con la calidad del fruto. En Morillas han plantado 50 cepas de Albariño con buenos resultados, y las variedades predominantes siguen siendo Syrah, Mencía y Godello.

Segundo Cuesta, propietario de la firma Orujo Mariano Camacho, también confirma que la vendimia ha sido abundante y de gran calidad. Desde su viñedo en Las Adras, puede observar toda la villa de Potes y señala las huellas dejadas por los animales, como excrementos y parras dañadas, que evidencian la magnitud del problema.

Los viticultores muestran su frustración: no se trata solo de compensaciones económicas por los daños (que, por cierto, aún no se han pagado por la campaña anterior), sino del deseo de poder recoger la totalidad de sus uvas, fundamentales para su trabajo y negocio. Tanto Parra como su socio Javier Blanco han tenido que adelantar la vendimia este año debido a que las uvas alcanzaron antes de lo esperado el nivel adecuado de alcohol. En La Blanca y Morillas, las variedades Syrah, Mencía, Godello y Albariño han mostrado un desarrollo excelente y la calidad de la cosecha es alta.